“Recuerdos”

El rato de la siesta, un momento mágico que para él fue una pesadilla. Estaba realmente solo en el mundo. En la calle no había nadie, como es de costumbre a esas horas. Únicamente en los bares quedaban los más tardones tomándose un último café. De allí acabó en los barrios bajos de Puerto Rico y finalmente avanzaba con una pistola en el bolsillo. ¿Cómo acabó metido en todo aquello?

No lo recordaba y … ¿Cómo y cuándo había dejado de sentir como una persona normal y había cedido al odio? Menos aún.

Se mira las manos. ..Al menos no quedan restos de todo lo que ha hecho.

2ª Categoría: M. Carmen Bravo García. (1º D)

Llegaba a casa después de la rutina diaria, ella y su soledad. En el rato de la siesta, tumbada en el sofá deseaba huir de todo. Nadie podía atarla aquí, ya que a nadie tenía. Solía soñar con cosas imposibles, según ella, como sentirse querida, pasear con alguien de la mano, escuchar un te quiero, sentir una caricia, una palabra bonita, un beso, un abrazo, un susurro en el oído.

Ella sólo aprendió algo, sabía que era mucho más bonito saber que alguien te quiere, que imaginártelo.

FINALISTAS

Allí estaba frente a la chimenea con sus cochecitos de juguete, tan inocente. Me recordaba a mí de pequeño, cuando me pasaba las tardes en frente del calor de la chimenea de mi abuela y luego nos tumbábamos juntas en el sofá mientras me contaba una historia en el rato de la siesta. Como siempre, era la única que me hacía dormir sin apenas darme cuenta. ¡Cómo echo de menos esos tiempos! ¡ Cómo la echo de menos a ella!

Ahora él me mira y me coge la mano. Y aquí estoy de nuevo, jugando como un niño.