Concurso de microrrelatos. Biblioteca “Paco Martín” del IES “Alfonso XI”
Se ha celebrado el tradicional concurso de microrrelatos de nuestro Centro correspondiente al primer trimestre del curso 17/18.
En
esta edición el tema era libre y solo se obligaba a insertar la frase
“brillaba con fuerza” que aparece en el irónico relato (un microrrelato a
su vez) de José María Merino “Cuento de Navidad”.
Los ganadores de la presente edición han sido:
CATEGORÍA JUNIOR (1º, 2º, 3º ESO):
GANADORA: Andrea Peña Castillo. 3º ESO A.
CATEGORÍA SENIOR (4º ESO, 1º, 2º BAHILLERATO, CICLOS):
GANADOR (ex aequo): Ángel González Marañón. 2º Bachillerato A.
GANADOR (ex aequo): José Pérez Cano. 2º Bachillerato A.
FINALISTA: Verónica Peña Castillo. 2º Bachillerato C.
¡Enhorabuena!
CATEGORÍA JUNIOR (1º, 2º, 3º ESO)
GANADOR
Ruinas
Ruinas. Ya no queda nada, solo ruinas. No lo puedo negar. Fue confuso, incluso un poco hipnotizante, la forma en la que me preparabas para ser tu granada. No eras igual a los demás; empezabas haciéndome pensar que era un juguete de niños, pero acabaste convirtiéndome en un arma mortal que seguía su cuenta atrás, sin llegar a cero, mientras estaba contigo. Pero llegó el día en el que tú, como un soldado, marchabas de nuestra hermosa guerra para intentar seguir con tu vida anterior, llena de felicidad e intentos fallidos (pero, cómo no, divertidos) para seguir convirtiendo a inocentes en armas.
4, 3, 2, 1, 0, BUM.
Exploté. Esa gran arma de matar en la que me convertiste explotó. Brillaba con fuerza, casi tanta como la de tus ojos, destruyendo todo lo que se ponía en su camino, incluso a ella misma. Explotó mares de lágrimas que ahogaban a los que se atrevían a preguntar por ellas. Explotó sonrisas, exterminándolas por completo. Explotó en personas importantes, en sentimientos inesperados. Explotó una historia. Y todo por un soldado que prefiere armas, antes que inocentes; que prefiere ruinas, antes que paraísos.
Andrea Peña Castillo. 3º ESO A.
CATEGORÍA JUNIOR (1º, 2º, 3º ESO)
FINALISTA
Una noche como otra cualquiera de Navidad Amelia acababa de salir del trabajo, pero notaba algo raro en las calles: las luces decorativas no brillaban con fuerza; parecía que habían perdido el brillo. Amelia pensó que se estarían fundiendo, pero sus pensamientos dieron un cambio radical al llegar a casa y ver que su marido e hijas tenían una cara pálida y desilusionada.
Todo estaba empezando a ser preocupante y cada vez iba a peor. Al encender la televisión todos los presentadores mantenían el mismo rostro que sus familiares, desilusionado y triste. Amelia empezó a pensar que algo o alguien estaba haciendo que desapareciera el espíritu navideño.
Pero ¿quién?
Tania Vico Vico. 1º ESO B
CATEGORÍA SENIOR (4º ESO, 1º, 2º BAHILLERATO, CICLOS)
GANADOR (ex aequo)
Había algo extraño en esa sala donde solo estaba yo... y una puerta. Esta brillaba con fuerza y parecía hacerlo cada vez con mayor intensidad. Pero no; todo a mi alrededor iba oscureciéndose. Un chirrido metálico a mis espaldas confirmó mis temores. Asustado, intenté huir, pero la puerta se cerró, inundándolo todo en la oscuridad. Ya era demasiado tarde. Sentí una hoja deslizarse suavemente sobre mi cuello. Sentí dolor. Pero no podía moverme. No podía gritar. No podía escapar...
Me desperté empapado en sudor. “Todo era un sueño” —me decía a mí mismo, intentando ignorar la cicatriz que asomaba por mi garganta.
Ángel González Marañón. 2º Bachillerato A.
CATEGORÍA SENIOR (4º ESO, 1º, 2º BAHILLERATO, CICLOS)
GANADOR (ex aequo)
Burbuja tras burbuja el aire se agotaba. Escasos treinta segundos de oxígeno le quedaban a Mambai. Y aun así bastaron para revivir a través de sus recuerdos, pudiendo reencontrarse una última vez a su madre.
30 segundos. Apenas tenía doce meses. Este era su primer recuerdo. En él su madre lo sostenía entre sus brazos dándole de mamar mientras le enseñaba su humilde hogar.
20 segundos. Lo siguiente que recordó fueron las largas caminatas en busca de agua para toda la semana. Aunque la arena se le metiera entre la ropa y fuese una ardua tarea, a la vuelta le esperaba un rato de diversión, jugando con sus amigos. Aún sentía la tranquilidad de aquel lugar.
10 segundos. Estalla la guerra, nadie está a salvo. Piedad, compasión o amor son palabras nunca oídas por los soldados que fríamente dispararon a su madre mientras le protegía. Volvieron a correr las mismas lágrimas inocentes por su mejilla al revivir ese recuerdo.
5 segundos. Ya hacía dos años de la partida de Mambai a una vida mejor. Él creía que le esperaba el paraíso al otro lado del Mediterráneo.
3 segundos. “No siento las piernas”. Estas fueron sus últimas palabras antes de caer al mar sin que nadie en la patera pudiera ayudarle.
1 segundo. Brillaba con fuerza la luz del más allá que tentaba a Mambai. Quizá no fuera mentira, quizá el paraíso sí se hallaba allí y Mambai lo encontró.
Adiós, Mambai.
José Pérez Cano. 2º Bachillerato A.
CATEGORÍA SENIOR (4º ESO, 1º, 2º BAHILLERATO, CICLOS)
FINALISTA
El árbol brillaba con fuerza. Sus luces iluminaban la ciudad y, de fondo, aquella canción que me dedicó cuando nos conocimos, un tal 16 de septiembre de 2002. Y un beso bajo esas luces; otro en la cafetería de al lado; y el “último”, entre comillas, en el ascensor del hotel. Era tan perfecto, rutina navideña, pero ya no era lo mismo. Las luces se apagaban poco a poco, no destacaban en la enorme ciudad; nuestra cafetería, cerrada, abandonada; y aquel hotel ahora no es más que un estorbo en plena línea de la playa. Quizás hemos cambiado nosotros: tú y tu forma de querer, de tratar, de gritar, de pegar, de… ya nada. Mi ropa “corta”, en la basura, plagada de insultos; galaxias en mi cuerpo; y mi lámpara favorita, en pedazos, como mi corazón, en el suelo… Ni una Navidad más, ni una vida más, ni una más.
Verónica Peña Castillo. 2
lunes, 8 de enero de 2018
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