Alumnos y lectores del relato junto a su profesora. 3ºB |
la tradicional lectura de un texto esta vez fue la "Elegía a Ramón Sijé" (de Miguel Hernández)
por parte de un grupo de alumnos de 3º B, con gran afluencia de público.
También se leyeron los relatos ganadores del concurso de microrrelatos
del mes de noviembre, que podréis leer a continuación.
Así que, ya sabeis, atentos a la próxima frase y animaos a participar en las próximas convocatorias.
GANADORES CONCURSO
DE MICRORRELATOS
- NOVIEMBRE 2013 -
GANADOR
1º-3º ESO
Nunca
imaginé que me vería en esta situación: derrotada, anclada, sin
esperanzas, sin horizontes, callada, sumisa, con el alma encogida.
Con él aprendía a mentir, todo para no hacerlo enfadar; todo para
evitar lo inevitable, pues siempre había una razón para él;
siempre acababa en un rincón agazapada; mi cuerpo, dolorido,
machacado. No había ya un lugar donde él no hubiese dejado su
huella, pero eso no me importaba; lo que me dolía de verdad era el
alma; y eso sí que no lo perdono. Las heridas físicas se acaban
curando, pero las del alma, esas, esas son las que no se pueden
olvidar; las que hacen que el pánico, el terror, se apodere de ti,
te arden, te duermen e impiden que una pueda reaccionar. Hoy, desde
la distancia, puedo ver lo que antes era incapaz…
José
Castro Valverde. 3º ESO C.
FINALISTA
1º-3º ESO
Una
historia cualquiera.
Llevaba
ya varios años, quizás tres, aguntándole a él mi castigo día a
día, la razón por la que cae cada una de mis lágrimas en las frías
noches de invierno.
No
perdono que me hagan esto, que me humillen, que me peguen, que me
maltraten.
Esta es
una historia, mi historia, la de una chica tonta que se enamoró de
la persona equivocada, la historia de una chica que entregó mucho
amor y, a cambio, recibió mucho odio.
Escribir
esta historia me hizo ser más fuerte, más valiente e incluso más
libre.
Cada día
entraba por la puerta más borracho y con ganas de hacerme más daño,
así que lo paré, me enfrenté a él como deben hacer todas las
mujeres maltratadas de este mundo y se echó a llorar volvió a
pedirme perdón. Esta vez no lo creí; me había fallado tantas veces
que me negué a escucharlo.
Salí
por la puerta y denuncié. Desde entonces él está en la cárcel y
yo vuelvo a reír, a estar feliz y a quererme. Terminaré con esta
simple frase: No me importa cómo fue su final, sino cómo fue a
partir de ese día mi futuro.
Sofía
Lizana Aranda. 2º ESO A.
GANADOR
4º-2º Bach
Platos
rotos, sillas volcadas, lágrimas derramadas y un silencio
sobrecogedor, se habían convertido en la escena diaria. Atrás
quedaban las disculpas y los intentos de esconder sus heridas; y los
buenos momentos, las sonrisas y los besos parecían no haber
existido. De insinuarle lo que quería pasó a gritárselo, de las
amenazas pasó a la acción. Ella intentaba justificarle ante sus
amigas, pero perdonar a una persona que no se disculpa tiene poco
sentido. Era evidente que la iba a convertir en un número más; y
esa noche todo apuntaba a ello: golpe a golpe las lágrimas dieron
paso a la sangre mientras le gritaba: “No perdono que te miren”.
Pero entonces, sin darse cuenta, aquel jarrón en su mano se
convirtió en el pasaporte para su libertad. Salió corriendo tras
acabar con su pasado, ya podía ella misma.
Mario
Pablo Muñoz Ibáñez. 2º Bachillerato A
Lectura del texto en nuestra biblioteca. |
Por: Gabry Cano
martes, 10 de diciembre de 2013
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