Va a iniciarse en pocos minutos la última hora del curso. Tras ella, sonará la campana. Tras ella, las clases se quedarán vacías. Tras su marcha, se quedará el instituto vacío de alumnos. Será, entonces, el momento de recoger el resultado. Habrá llegado el final. Habrá llegado el momento de reflexionar sobre el trabajo realizado.

Estos últimos minutos son muy curiosos. La campana parece sonar más fuerte, durar más tiempo. Con ella se inicia un verano que será largo. Las clases permanecerán en suspense hasta el 16 de septiembre de 2013. Llegará el momento de vivir de otras cosas, de seguir aprendiendo fuera del aula. Y para los docentes se inicia un periodo en el que recuperamos fuerzas, nos replegamos sobre nosotros mismos, descansamos para volver a entregarnos, despejamos las incógnitas, dejamos la mente en blanco, surcada solo por la luz del verano.

Ha llegado el verano. En pocos minutos se vaciará el aparcamiento de coches.

Nos sentimos muy orgullosos de nuestros alumnos. Nos sentimos muy orgullosos de nuestros profesores. Nos sentimos muy orgullosos del personal no docente. Nos sentimos muy orgullosos de los padres de todos nuestros alumnos.

Todos hemos trabajado mucho, buscando una única cosa. El horizonte se llena de futuro, de pasión, de esperanza, de esfuerzo.