Acabo
de terminar un examen y en cuanto acabe esto, seguiré estudiando para el
siguiente. Segundo de Bachillerato es duro, llevan advirtiéndonos de ello desde
la primera vez que cogimos un libro. Quizás unos hayan exagerado más, otros
menos… pero todos nos dijeron que era el curso más difícil y, en eso no se
equivocaban. Todos sabemos que también es el más importante, pues será lo que
decida nuestro futuro. Es el paso previo
para escoger lo que vamos a hacer el
resto de nuestras vidas.
De esta
manera, sabemos que es algo en lo que debemos dejarnos la piel, de hecho,
estamos en ello. Así, es frustrante ver a tanta gente en la calle, con el buen
tiempo, con los amigos saliendo de cervezas o de paseo. Los niños jugando en la
calle, con la pelota, con el agua, corriendo y riendo. Y mientras yo, aquí,
encerrada en estas cuatro paredes. Sola.
Delante de un libro que no me fascina, precisamente. Que si por mí fuera, yo estaría cogiendo un atlas de anatomía y devorando cada página, como
león hambriento, pero no. Antes debo
formarme en este largo y aburrido viaje, que es lo que me servirá para
diferenciarme de los mediocres que hoy pierden el tiempo en cualquier esquina
entre drogas y alcohol.
Pero lo
peor de todo esto es que si saco las mejores notas solo seré el parado mejor
preparado, con la mejor formación, sí. Pero parado. Parado como lo están otros
cinco millones de españoles más.
Pero
hay una parte buena, claro que la hay. Y
es que yo no pienso rendirme. No pienso rendirme como lo hace tanta gente. No,
que va. Yo no, porque yo sí pienso llegar a ser lo que yo me proponga que
quiera ser, porque no pienso desperdiciar mi vida ejerciendo de algo que no me
llena, como tantísima gente hace, por ganarse la vida en algo. Yo voy a
estudiar y lo haré porque quiero aprender. Realmente quiero aprender a hacer
que la gente se sienta mejor. Y a dejar de lado ese sentimiento común de
desesperanza y frustración que se vive hoy en mi país. Pues no pienso a unirme
a esa interminable cola de cinco millones de personas que, si se pusieran con
los brazos en cruz, formarían una gran cadena humana, que llegaría desde
Algeciras hasta Moscú, imagina cuántos son.
Así que
decidí hace algún tiempo que es poco lo que queda, muy poco. Y es ahora cuando
más necesito las fuerzas y las ganas para continuar, porque todo mi futuro
depende de cada día. Depende de hoy. Porque cada día es importante, cada día
cuenta y, cada día voy a conseguir un poquito más. Y si voy a empezar a coger
fuerzas y a encontrar una motivación, lo haré hoy. Porque hoy es el primer día del resto de mi
vida.
***
Todos los días publicaremos a las 23:59 los sentimientos de un alumno anónimo de segundo de bachillerato o de ciclos formativos, que encara la recta final del curso. Si quieres participar, envía tu texto (de cualquier extensión) a iesalfonso11@gmail.com
sábado, 11 de mayo de 2013
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