Nervios, ilusión, estrés, expectación, emoción, miedo al
fracaso…son muchos los sentimientos que nos embargan cuando pensamos en el GRAN
final de esta etapa, por la cual hemos luchado tanto. Y es que son ya doce años
de nuestra vida los que llevamos formándonos en nuestra educación, la cual
determinará nuestro futuro… pero, sin duda, estos dos últimos años del ciclo
son los que se viven con una mayor intensidad y dedicación.
Porque de pequeños siempre nos enseñaban a ayudar al
compañero, a darlo todo por los demás, a compartir… pero todo ello cambia con el
paso de los años. En esta etapa final, si echamos la vista hacia atrás, nos
damos cuenta de que estamos aquí gracias al empeño que hemos puesto en ello, a
nuestro gran esfuerzo, a nuestro gran trabajo de superación día a día, gracias
a nosotros mismos.
Amigos ya son pocos y conocidos muchos. A estas alturas de
nuestro periodo académico, hemos
madurado. Además de la importancia que tiene finalizar esta etapa, vemos como
hemos crecido como personas, aprendiendo a ser fuertes.
La vida no es un camino de rosas, y aún menos ahora, cuando
existe gran competencia por optar a aquello que deseamos, y solo nuestros más
allegados continúan siendo amigos, los demás se convierten en competidores, una
especie de “enemigos” de los cuales solo recibimos zancadillas, mentiras y
malas acciones. De ellas nos tenemos que quedar con lo positivo, saber que
nosotros estamos dentro de esta especie de competición, que tenemos que dar lo
mejor de nosotros mismos y luchar por nuestros sueños. Será y está siendo duro,
pero es necesario esforzarse al máximo, para poder obtener los mejores
resultados posibles.
Respecto a mi estado de ánimo, bueno algo de nervios y miedo
a lo nuevo, emociones que se suelen dar al llegar a algo nuevo y desconocido
para nosotros. ¿La razón por la continuidad de mi lucha? Llegar a ser lo que me
proponga, y poder pasar el mejor verano de toda mi vida.
miércoles, 8 de mayo de 2013
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