Al
parecer esto acaba, o eso dicen. Nada queda ya de esos dos años de
bachiller que tan terribles se veían desde 4º de la E.S.O.. Ahora
mismo trato de hacer recuento de todo este tiempo en una balanza
imaginaria, mientras intento separar lo malo de lo bueno. Ves cómo
las cosas van perdiendo su nombre y, con él, su importancia, pero no
vale la pena alterar eso. Apenas ya si recuerdo aquel septiembre de
2011, quedó únicamente como un paso a dar. En realidad, apenas si
recuerdo algo.
Hay
veces en las que dos años dan para mucho. Dos años para conocer
compañeros y profesores, dos años para estrechar lazos, para vivir
unas cuantas anécdotas. Pero no hay casi nada. No acumulo anécdotas,
buenos recuerdos, aunque todo sea dicho, tampoco malos. Aquí los
días simplemente pasan. Cada uno es como borrón y cuenta nueva,
nada que contar, nada digno de ser recordado lo suficientemente
importante como para acompañar a una vida.
En
el fondo, es la esperanza de un final la que te mueve a seguir hacia
delante. Terminar, solo terminar. Y entonces comienzas a plantearte
qué es de tu vida, qué pretendes hacer con ella. A veces incluso te
percatas de la magnitud de los errores cometidos. La cosa es que los
problemas del pasado se volvieron insignificantes, poco importa ya lo
que no se cambia. Pero aun así, en el fondo, te marca, sí, deja
huella. En cualquier caso quizá es demasiado tarde, quizá no
podremos hacerlo bien de nuevo. El tiempo ha pasado y ahora siento
que he crecido, o tal vez no es un sentimiento nuevo. No me siento
PERDIDA, no puedo. No me siento TRISTE, tampoco puedo. Podríamos
decir que se acabó la partida, fin de la historia; pero no es
verdad, cada cosa sigue su curso.
Al
final pocas cosas son las que de verdad importan y las personas son
sin duda una de ellas. Pero sin embargo nos toca separarnos,
olvidarnos tal vez. Podríamos decir que fue bonito mientras duró.
Anotamos un punto y aparte en el cuaderno de nuestra vida y ponemos
título a un nuevo capítulo. Sí, todo acaba, pero lo hace porque
una vez empezó.
Podría
decirse que ahora mismo siento NERVIOS, pero no es del todo así, se
parece más a ansias de libertad, a ganas de saltar al vacío, de
dejarlo todo atrás para empezar de nuevo.
En
el fondo estos dos años me han cambiado mucho. Sigo sonriendo, sí,
como si fuera la parte inquebrantable de mi esencia. Todo lo demás
se ha ido, pero no me arrepiento del camino que escogí. Ahora me
siento una persona capaz de valorar y entender incluso el esfuerzo
contrario. Y todo gracias a unas personas maravillosas y a su estilo
de vida, aquel que juré que nunca llevaría y que, aunque ahora
adoro, no voy a añorar. GRACIAS A TODOS Y CADA UNO DE VOSOTROS.
***
Todos los días publicaremos a las 23:59 los sentimientos de un alumno anónimo de segundo de bachillerato o de ciclos formativos, que encara la recta final del curso. Si quieres participar, envía tu texto (de cualquier extensión) a iesalfonso11@gmail.com
miércoles, 1 de mayo de 2013
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