Mayo ya ha llegado. Parecía tan lejano hace unos meses… Y
sin embargo, el curso ha pasado volando, sin que apenas nos demos cuenta de que
el verano se acerca, sin que los exámenes y esta locura de curso nos den tiempo
a pararnos un poco, a reflexionar sobre lo que estamos viviendo. A pensar que
no es un mes de mayo cualquiera, que éste es, para muchos de nosotros, el
último mes que pasaremos como alumnos de este instituto.
Recuerdo la primera vez que pisé el instituto. Tenía doce
años. Me topé con un grupo de alumnos de segundo de bachillerato y pensé que
eran tan mayores, que aquel curso era tan lejano para mí… Ahora me pregunto cada
vez que veo a los pequeños correr por los pasillos si alguna vez al vernos
habrán pensado lo mismo que yo aquel día. ¿Cómo ha podido pasar el tiempo tan
deprisa?
Marcharme de aquí me produce una serie de sensaciones que no
se muy bien como describir. ¿Cómo se puede explicar el entusiasmo que siento al
pensar en la vida que me espera, en todas las experiencias nuevas que viviré,
en toda la gente que conoceré… y a la vez en la tristeza que me produce
despedirme del lugar que ha sido mi segundo hogar durante seis años de mi vida?
Aquí he vivido tantas cosas… La mayoría de mi adolescencia ha transcurrido en
los pasillos del Alfonso XI, en los pupitres de las clases, en el patio, en el
gimnasio, en el bar de Pepe… ¡He estado aquí los últimos seis años de mi vida! Cuando
miro a mi alrededor y observo durante un momento a mis compañeros, vienen a mi
mente mil y una anécdotas con ellos. Hemos compartido tanto… Ilusiones, sueños,
esperanzas, alguna que otra confidencia, fracasos y frustraciones… La mayoría
de ellos no son mis compañeros, ¡son mis amigos de siempre! A algunos les
conocí aquí, pero otros están a mi lado desde primaria. Y ahora, al hablar del
futuro, tan abierto para nosotros, me doy cuenta de que cada uno tomará su
camino y se separará, inevitablemente, del mío. Que nuestro destino se bifurca,
y que es ley de vida. Que hemos crecido. Que ya no somos niños. Que la madurez consiste
en eso, en dejar atrás muchas cosas, por mucho que nos duela. Y que pase lo que
pase, les echaré muchísimo de menos, porque sin ellos nada de esto habría sido
igual. Yo no sería la persona que soy hoy, y es mucho lo que tengo que
agradecerles. Durante este curso tan duro para todos, llegar cada día a clase y
encontrarles allí, dispuestos a escuchar cuando no podías más, a animarte
cuando ni tú confiabas en ti mismo o simplemente a sacarte una sonrisa… Lo ha
hecho todo más llevadero, más fácil. Haciendo un balance del curso, quizás lo
mejor de todo hayan sido ellos.
Además están los profesores. Vaya, nunca pensé que diría
esto pero… también les echaré de menos, a algunos más que a otros claro. Ellos
han estado ahí, no sólo preparándonos durante estos cursos, sino ejerciendo un
poco de padres, animándonos a seguir adelante, motivándonos en la medida de sus
posibilidades, exigiéndonos sacar lo mejor de nosotros mismos; en definitiva,
ayudándonos a madurar. A algunos se les ha dado mejor que a otros, la verdad,
pero sé que todos lo han intentado. Que todos han querido ayudarnos. También
les agradezco el esfuerzo y la dedicación que nos han dado. Será extraño ir a
la universidad y no encontrarles allí, dispuestos a dar sus clases para
nosotros.
Pero a pesar de todo, me invade el entusiasmo, como ya he
dicho. La universidad, vivir fuera de casa, ser independiente, conocer gente
nueva… Para alguien que nunca ha salido de su pueblo, se antoja casi un
paraíso. Y sin embargo, también me da miedo. Miedo a lo desconocido, a lo que
está por venir. A que todo ha pasado demasiado deprisa, apenas he tenido tiempo
para asimilar que pronto no estaré aquí. Miedo a Selectividad, claro está, a
que no salga bien, a tener que conformarme con algo que realmente no deseo. Supongo
que así podría definir mi estado de ánimo ahora mismo: entusiasmo, tristeza y
miedo. Todo junto, todo a la vez. Menuda locura ¿no?
Sé que el instituto es una de las épocas más bonitas en la
vida de cualquier persona. Y yo me siento realmente satisfecha de mi etapa
aquí, porque sinceramente creo que no podría haber sido mejor. Todas las risas,
los castigos, las lágrimas, el esfuerzo, la dedicación, la frustración, las
ilusiones, las tonterías en los pasillos, los momentos compartidos… Todo ha
merecido la pena. El Alfonso XI forma parte de mí, así como sus profesores y
sus alumnos. Me marcho, sí, pero no dejo de ser alumna de este instituto.
Simplemente dejo de asistir a clase aquí. Sin embargo, me llevo conmigo a mis
profesores, y todo lo que me han enseñado durante este tiempo. Y a mis amigos,
con todo lo que significan para mí, con todo lo que me han aportado. Llevo a
este instituto allá donde vaya, porque no sería la persona que soy hoy sino
hubiera estudiado aquí.
Antes de irme, sin embargo, aún quedan cosas por vivir aquí.
Mayo tiene que terminar algún día, y ese día será el principio del fin. El fin
de una etapa. El comienzo de otra. El día de nuestra graduación. Ese día será
el momento en el que nos despidamos para siempre de todo esto, de todo lo que
ha significado para cada uno de nosotros el instituto. Y en cierta forma,
también diremos adiós a una parte de nosotros, esa parte que quedará entre
estas paredes, en los pupitres y en las pizarras, porque también nosotros hemos
construido lo que hoy es el Alfonso XI. Y cerraremos el ciclo. Mientras estemos
en el acto de graduación, viendo los videos que prepararemos, escuchando los
discursos que enunciemos, derramando las lágrimas que seguramente se escaparán
ese día, disfrutaremos, tal y como empezamos este periodo, el último día de
todos. Juntos.
No podría ser de otra manera.
Gracias de nuevo, a todos, por hacer posible todo esto. Por
este año, por los anteriores, por ese día que aún no hemos vivido. Por hacer
que esto merezca la pena, por hacer de esto algo inolvidable. Por hacer de esto
algo que recordar, siempre, con la mejor de las sonrisas.
***
Todos los días publicaremos a las 23:59 los sentimientos de un alumno anónimo de segundo de bachillerato o de ciclos formativos, que encara la recta final del curso. Si quieres participar, envía tu texto (de cualquier extensión) a iesalfonso11@gmail.com
jueves, 2 de mayo de 2013
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