Miro a la ventana y lo único que veo es el sol, gatos en los tejados que buscan mayor diversión que estar tumbados y unos cuantos pájaros intentando huir de ellos. Supongo que las mayoría de ellos escaparán libres, pero alguno no lo conseguirá y su vida se verá truncada por una pequeña zarpa.

Miro hacia el interior de mi cuarto y lo único que veo son apuntes. Papeles en la cama, en el armario, en el estante de mi colección de taza (espera un momento, ¿pero que hacen ahí?) y sobre todo en el escritorio. Creo que podría enterrarme en papel y la policía nunca me encontraría.

Hay un momento en el que se me juntan los números, las palabras, las ideas… en ese instante pienso: ¿y si ya es la hora de que esa pequeña zarpa me atrape? No, en un mes será mi graduación, pase lo que pase, en un mes se acaba esta etapa. Y dejaré de mirar a los gatos para salir yo a la calle y tener que buscar un entretenimiento. Con suerte podré soñar con el futuro o quizás ya lo tenga planeado y al año que viene estaré en este mismo cuarto, pensando exactamente lo mismo. Pero en ese momento no será tiempo para amargarme, saldré al sol e incluso puede que haga la fotosíntesis.

Puede que no sepa que será de mi vida en ese futuro tan cercano como es fin de curso, lo único que sé es que pienso pasarlo con esa gente que a lo largo de estos años me han demostrado que se merecen lo mejor.